El joropo, expresión vibrante de los llanos venezolanos que une música, canto y baile, recibió este 9 de diciembre la distinción de la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este hito resalta su rol en la identidad mestiza del país, al fusionar raíces indígenas, africanas y europeas en un legado vivo que trasciende fronteras.
El joropo surgió en la época colonial, como fruto del encuentro entre pueblos originarios, esclavos africanos y colonizadores españoles. En los vastos llanos venezolanos y colombianos, esta manifestación artística se consolidó como símbolo de identidad regional, donde las fiestas populares con música y baile marcaban celebraciones religiosas y eventos sociales rurales.
Sus elementos centrales incluyen el zapateo constante, un ritmo que imprime energía al suelo, y figuras coreográficas que simbolizan la armonía entre la pareja y la melodía. Las letras de las canciones narran la vida cotidiana del llano: el trabajo en el campo, las historias de amor y la exuberancia de la naturaleza, transmitidas oralmente de generación en generación.
Instrumentos emblemáticos como el arpa, el cuatro, las maracas, la bandola y el violín dan vida a sus variantes: el joropo central, con toques más suaves; el oriental, de influencia costera; y el llanero, el más enérgico y representativo. La vestimenta tradicional completa el cuadro: faldas largas y floreadas para las mujeres, y trajes blancos con sombrero de ala ancha para los hombres.
En Venezuela, ya había sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2014, lo que impulsó su preservación en festivales, competencias y reuniones familiares.
Durante la vigésima sesión del Comité del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, celebrada en Nueva Delhi, India, el joropo fue inscrito unánimemente en la Lista Representativa. Esta decisión reconoce su valor como complejo sistema de saberes que integra poesía, danza y artesanía, más allá de la mera música.
La embajadora venezolana en India, Capaya Rodríguez González, subrayó en la plenaria la contribución de la UNESCO a la democratización de la cultura y la protección de la biodiversidad. Con esta adición, Venezuela suma 11 manifestaciones en las listas de la organización, tras el casabe, declarado en 2024 como tradición culinaria multinacional.
La cantante Annaé Torrealba, hija del legendario compositor Juan Vicente Torrealba, enfatizó que este reconocimiento eleva el folklore como expresión pura de un pueblo. Abogó por mayor apoyo a grupos emergentes y espacios en vivo, ya que el joropo resuena con fuerza en el interior del país, pero enfrenta limitaciones en Caracas, donde las emisoras lo relegan a horarios nocturnos.
Este hito no solo preserva una tradición viva, sino que invita a su difusión global, para fomentar la educación cultural y la integración en actos pedagógicos. En un contexto de tensiones políticas, el joropo emerge como puente de unidad y orgullo nacional.
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