El compositor y chelista de fama mundial —incluso desde su exilio— hizo de su arte un instrumento de defensa de la libertad y la hermandad entre los pueblos. Fue nominado al Premio Nobel de la Paz en dos ocasiones y distinguido por la ONU con la Medalla de la Paz en 1971.
Sus primeros años en la España del Rey Alfonso XII
Pablo Carlos Salvador Casals y Defilló (también conocido por su nombre en catalán: Pau Casals) nació el 29 de diciembre de 1876 en El Vendrell, en la provincia de Tarragona, Cataluña (España). Su padre era organista y maestro de coro en la iglesia de su localidad natal, lo que brindó al joven Casals un entorno musical desde muy temprano. Casals aprendió piano, violín y órgano, aunque pronto se volcó al violonchelo, instrumento con el que finalmente alcanzaría fama mundial.
En su juventud, Casals desarrolló una técnica propia y brillante, y su carrera internacional comenzó en París a finales del siglo XIX. En 1919 regresó a Barcelona, donde fundó la Orquesta Pau Casals y lideró una dinámica musical que pretendía acercar la música a todos los públicos.
El exilio en Francia y luego en Puerto Rico
Con el estallido de la Guerra Civil Española (1936-39) y la posterior dictadura de Francisco Franco, Casals manifestó su firme oposición al régimen franquista y decidió abandonar España. Se estableció primero en Prades, Francia, al finalizar la guerra en 1939, pero ese exilio voluntario se prolongaría por varias décadas. En esta etapa de su vida, Casals suspendió durante un tiempo los conciertos públicos como protesta y compromiso moral.
En 1956 se trasladó definitivamente a San Juan, Puerto Rico, país de donde era originaria su madre, y al que algunos familiares ya habían emigrado. Allí no solo residió, sino que impulsó instituciones musicales: fundó el Festival Casals de Puerto Rico, la Orquesta Sinfónica y el Conservatorio de Música de Puerto Rico.
Activismo por la paz y reconocimiento internacional
Además de ser un intérprete excepcional del violonchelo, Casals dedicó parte sustancial de su vida a causas humanitarias y al activismo por la paz, la libertad y los derechos humanos. En 1958 fue nominado al Premio Nobel de la Paz por su campaña internacional para la paz, iniciada en buena medida desde su exilio. Si bien no lo obtuvo, años después, en 1971, se le otorgó la Medalla de la Paz de la ONU por sus esfuerzos humanitarios.
Una de sus piezas emblemáticas en este sentido fue el oratorio El Pessebre (El Pesebre), que compuso como una oda a la paz y que ofreció en diversos escenarios como símbolo de reconciliación. Entre sus palabras resuena el compromiso:
«El amor a la propia patria es cosa excelente. Pero ¿por qué ha de detenerse ese amor en la frontera? Debe haber hermandad entre todos los hombres. Eso debe reconocerse si la vida ha de permanecer».
Pau Casals tenía una marcada aversión a los regímenes autoritarios. En tiempos en que el mundo occidental estaba dividido en dos bandos, supo ser ecuánime y negarse a interpretar sus obras o dirigir conciertos tanto en países comunistas, como en la Alemania nazi y la Italia de Mussolini.
Fallecimiento, legado y homenaje
Pablo Casals falleció el 22 de octubre de 1973 en Río Piedras, Puerto Rico, a los 96 años. Finalizada la dictadura franquista que tanto aborreció en vida, sus restos fueron trasladados en 1979 a su ciudad natal, El Vendrell, como reconocimiento y homenaje póstumo. Su herencia permanece viva en festivales, museos —como la Fundació Pau Casals y su casa-museo en El Vendrell—, y en la memoria colectiva que lo recuerda como un artista que supo unir excelencia musical y compromiso social. Dejó como máximo legado que la música no sólo es arte, sino también un vehículo de paz.
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