Joaquín Sabina cierra su gira con un adiós definitivo en Madrid

Joaquín Sabina cierra su gira con un adiós definitivo en Madrid

El cantautor español Joaquín Sabina se despidió de los escenarios el 30 de noviembre en el Movistar Arena, ante miles de seguidores que corearon sus himnos. La noche, cargada de emoción y recuerdos, selló cinco décadas de carrera con un repertorio inolvidable y palabras de gratitud eterna.


 

El telón final de 'Hola y adiós'

La gira Hola y adiós, que inició en febrero de 2025 recorriendo América y Europa, culminó en Madrid con el último concierto de una trayectoria que abarca más de 70 recitales en diez meses. El Movistar Arena, rebautizado WiZink en algunos recuerdos, se convirtió en testigo de un adiós definitivo, confirmado por el propio Sabina: "Es el último de mi vida".

La velada arrancó con la proyección de Un último vals, tema que anticipa el retiro, mientras la banda de siete músicos tomaba posiciones. Sabina, con voz quebrada pero firme, emergió al escenario envuelto en aplausos ensordecedores, lo que marcó el inicio de una comunión colectiva que duró cerca de dos horas.

 

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Un repertorio que recorre la memoria sentimental

El setlist, un viaje por la discografía del cantautor español, trajo clásicos y sorpresas para evocar generaciones enteras. Entre los momentos destacados, no se pueden dejar de mencionar estos verdaderos hitos de su carrera:

  • Inicio madrileño: Yo me bajo en Atocha, homenaje a la capital que abrió la noche.
  • Baladas introspectivas: Lágrimas de mármol, Lo niego todo y Mentiras piadosas, interpretadas con pausas que permitieron al público entonar cada verso.
  • Himnos coreados: Ahora que..., Calle Melancolía y 19 días y 500 noches, que elevaron la energía colectiva.
  • Clásicos enérgicos: Por el bulevar de los sueños rotos en la recta final, seguido de bises como Tan joven y tan viejo, Contigo y Princesa.

Durante los interludios, la banda se destacó en solitario: Jaime Asúa con Pacto entre caballeros, Mara Barros en Camas vacías y Antonio García de Diego ofreciendo La canción más bella del mundo. Videos capturados por asistentes muestran a Sabina sentado en un taburete alto, guitarra en mano, mientras el recinto vibraba con cada acorde.

 

Emociones a flor de piel y gratitud eterna

La atmósfera fue de intensidad palpable, con miles de seguidores que se levantaron para bailar y llorar al unísono. Algunos fans mencionan haber visto lágrimas en el rostro de Sabina, quien transmitió calidez y veteranía pese a los años.

"Ha sido un adiós enormemente agradecido porque he ido viendo, al vivir y viajar, cómo han viajado y crecido mis canciones y yo con ellas. Y cómo han conseguido, de un modo misterioso, colarse en la memoria sentimental de varias generaciones. Todo eso tengo que agradecéroslo a vosotros, porque sin vosotros las canciones no existirían. Gracias eternas",

Declaró el artista antes de bajar del escenario, con su sombrero característico y La canción de los (buenos) borrachos de fondo.

Posteriormente, Sabina compartió una celebración íntima con amigos en una sala privada, para cerrar el capítulo con brindis y anécdotas. El recital, grabado para su emisión en TVE durante las fiestas navideñas, asegura que este adiós trascenderá el recinto del Movistar Arena.

 

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Hacia un retiro sereno y creativo

A sus 76 años, el malagueño deja los escenarios para abrazar la quietud junto a su esposa Jimena Coronado y sus hijas Carmela y Rocío. Planes humildes, pero no lejos de las artes —lectura, escritura y pintura— marcan el horizonte, ya sin las giras que definieron su vida. Este cierre no solo despide a un cantautor, sino a un poeta de la bohemia española, cuya huella en la canción de autor perdurará en la memoria colectiva.

 

 

 

Con información e imágenes de:

  RTVE

  LA Times

  Hyperbole