Los días previos en Nueva York: un renacer interrumpido
El ya mundialmente consagrado músico británico John Lennon había establecido su hogar en Nueva York desde 1971, atraído por la vibrante escena cultural y la relativa privacidad que ofrecía la metrópolis. En 1973, junto a Yoko Ono, adquirió un apartamento en el icónico edificio Dakota, un lugar que simbolizaba su alejamiento de la vorágine de la fama beatle para enfocarse en la familia y la introspección. Tras un periodo de retiro musical que duró cinco años, dedicado al cuidado de su hijo Sean, Lennon regresó con vigor en 1980. En noviembre de ese año, lanzó Double Fantasy, un álbum colaborativo con Ono que celebraba el amor y la madurez. Los fans lo recibieron ilusionados y prodigaron elogios. La crítica fue muy positiva y se despertaba un renovado interés público por la obra del célebre músico.
Lennon no había ofrecido conciertos recientes; su última presentación en vivo databa de 1974, cuando compartió escenario con Elton John en el Madison Square Garden. Muchos creían que esa era parte de su nueva vida artística: componer y grabar, pero no embarcarse en giras por diferentes ciudades.
En los días previos al fatídico evento, Lennon se mostró activo: el 8 de diciembre concedió una entrevista radial a RKO, donde habló de su optimismo futuro, y pasó la tarde en el estudio de grabación con Yoko Ono, trabajando en nuevas pistas. Esa misma tarde, en un encuentro casual frente al Dakota, firmó un autógrafo en una copia del álbum Double Fantasy para un admirador obsesionado que lo había estado esperando… Lennon jamás habría imaginado que sería su último gesto con el mundo exterior.
La fatídica noche en el Dakota
Más tarde esa noche, 8 de diciembre de 1980, alrededor de las 10:50 p.m., Lennon y Ono regresaron al Dakota tras su sesión en el estudio. En el arco de entrada del edificio, Mark David Chapman , un joven de 25 años originario de Hawái con una fijación patológica por el músico, esperó armado con un revólver calibre .38. Chapman, quien horas antes había obtenido el autógrafo de Lennon, disparó cuatro veces por la espalda al ex-beatle. Los impactos le causaron heridas de gravedad en el pecho y el hombro.
Lennon fue trasladado de urgencia al Hospital Roosevelt, donde los esfuerzos por reanimarlo resultaron infructuosos; fue declarado muerto a las 11:15 p.m. a causa de una hemorragia masiva. Chapman, quien permaneció en el lugar leyendo El guardián entre el centeno hasta su arresto, alegó motivaciones derivadas de una obsesión con la fama y percepciones de hipocresía en la vida de Lennon. El suceso no solo truncó una vida a los 40 años, sino que expuso las sombras de la idolatría en la era moderna.
La onda expansiva: conmoción mundial
La noticia se propagó como un relámpago, interrumpiendo incluso transmisiones deportivas: durante el Monday Night Football, el locutor Howard Cosell anunció la muerte de Lennon, comparándola con un golpe colectivo a la generación de los sesenta. Vigilias espontáneas surgieron en ciudades globales; en Nueva York, miles se congregaron en Central Park, cantando himnos como "Imagine" y "Give Peace a Chance". En Liverpool, su ciudad natal, el duelo se manifestó en silencios masivos y tributos callejeros.
La cobertura mediática fue abrumadora, con portadas en diarios internacionales que hacían un paralelismo con el asesinato de Kennedy en 1963. Reportes posteriores revelaron casos trágicos en Estados Unidos, como suicidios vinculados a la depresión por la pérdida, algo que denotaba el impacto emocional en fans de todas las edades. Yoko Ono, viuda de Lennon, convocó a un minuto de silencio global el 14 de diciembre, observado por millones, como un gesto de sanación colectiva.
Tributos de compañeros y colegas
En las semanas posteriores, el mundo musical rindió homenaje a Lennon con declaraciones y creaciones que capturaron el vacío dejado. Paul McCartney, su compañero en The Beatles, expresó inicialmente un shock lacónico —"Es un fastidio"—, pero canalizó su dolor en la canción "Here Today" de 1982, un diálogo imaginario con su viejo amigo. George Harrison reunió a McCartney y Ringo Starr para "All Those Years Ago" en 1981, un tributo que celebraba el espíritu de Lennon.
Elton John, quien había colaborado con Lennon en los setenta, compuso "Empty Garden (Hey Hey Johnny)" en 1982, una balada melancólica que evoca el jardín vacío como metáfora de la ausencia. Otros artistas, como Queen, dedicaron interpretaciones de "Imagine" en conciertos inmediatos, mientras Bob Dylan y David Bowie compartieron reflexiones sobre su influencia transformadora. Estos gestos no solo honraron su memoria, sino que reforzaron el mensaje de paz que Lennon promovió hasta el final.