La Iglesia católica latinoamericana vivirá el domingo 19 de octubre una jornada histórica. En una solemne ceremonia en la Plaza de San Pedro, presidida por el Papa, serán proclamados los dos primeros santos de Venezuela: el médico José Gregorio Hernández, conocido como “el médico de los pobres”, y la religiosa Carmen Rendiles, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús. Con este acto, el país sudamericano entra oficialmente en el santoral universal, y millones de fieles celebrarán un acontecimiento esperado por décadas.
La canonización de José Gregorio Hernández reviste un significado especial, no solo por tratarse de una de las figuras más queridas del pueblo venezolano, sino también porque será el primer santo laico de esa nación. Nacido en 1864, Hernández fue médico, profesor y científico, pero sobre todo un hombre de fe profunda, dedicado al servicio de los más humildes. Su vida sencilla y su entrega a los enfermos le valieron el cariño del pueblo, que lo veneró durante más de un siglo como ejemplo de caridad y bondad cristiana. Falleció en Caracas en 1919, y su fama de santidad no hizo más que crecer con el tiempo, hasta su beatificación en 2021 y ahora su canonización definitiva.

El Cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas y promotor de su causa, ha señalado que “quien ha hecho santo a José Gregorio es el propio pueblo”, t destacó la fuerza de una devoción popular que trascendió templos y fronteras. En Venezuela se preparan procesiones, vigilias y misas de acción de gracias, especialmente en Trujillo, tierra natal del venerado, donde miles de peregrinos caminarán hasta el santuario de Isnotú para acompañar espiritualmente la ceremonia desde Roma. La Conferencia Episcopal Venezolana ha pedido que esta fiesta sea también un llamado a la reconciliación y la unidad nacional, recordando que la santidad de José Gregorio se manifestó en su compromiso con la paz y el bien común.
Junto a él será canonizada la beata Carmen Elena Rendiles, nacida en Caracas en 1903 y fallecida en 1977, fundadora de una congregación dedicada al servicio educativo y pastoral. Su ejemplo de entrega silenciosa y su testimonio de vida consagrada completan el mensaje de santidad que el Papa ofrecerá al mundo: uno desde la vida laical y otro desde la vida religiosa, ambos marcados por el amor al prójimo.

Para el creyente de toda Hispanoamérica, la canonización de José Gregorio Hernández representa también una fuente de inspiración. Su figura recuerda que la santidad no es privilegio de unos pocos, sino una vocación posible en la vida cotidiana: en el trabajo, en el servicio, en la solidaridad con los que sufren. Muchos en República Dominicana conocen ya su imagen y su historia, especialmente quienes acuden a su intercesión por motivos de salud. Su elevación a los altares confirma la fe del pueblo que lo invocaba y lo reconocía como amigo y protector de los enfermos.
El domingo, desde las primeras horas de la mañana, iglesias y comunidades de toda América Latina se unirán en oración. En Venezuela se vivirán jornadas de júbilo; en otros países de Latinoamérica no faltarán misas y gestos de gratitud. Porque la canonización de José Gregorio Hernández no pertenece solo a Venezuela: pertenece a toda América Latina, a toda la Iglesia, y a cada creyente que ve en él un modelo de fe, humildad y servicio cristiano.
Con información e imágenes de:
Conferencia Episcopal Venezolana
Diario Las Américas
Reuters