El actor Óscar Isaac reveló que en el set de la película “Frankenstein” sólo hablaba en español con el director Guillermo del Toro, para así moldear una obra que él describe como “una historia europea contada desde un punto de vista latino”.
El reciente estreno de Frankenstein , dirigido por Guillermo del Toro, ha generado expectación no sólo por su ambiciosa reinterpretación del mito de Mary Shelley sino también por la sinergia cultural que se refleja tras bambalinas. Tal como relató Óscar Isaac, quien interpreta a Víctor Frankenstein, la comunicación en el rodaje adquirió una dimensión más íntima y personal: «Sólo hablaba en español con Guillermo del Toro».
Según el actor guatemalteco, esta decisión lingüística no fue mera anécdota, sino un componente esencial para construir una atmósfera emocional diferente:
“Esta película es un melodrama mexicano muy emotivo. Es una historia muy europea contada desde un punto de vista extremadamente latino”.
De hecho, del Toro profundizó en esa mirada: bautizó al personaje de Isaac con el nombre completo “Óscar Isaac Hernández” para subrayar esa identidad hispana que atraviesa la obra. Además, la colaboración incluyó elementos simbólicos como los libros que del Toro entregó a su actor antes de comenzar: la novela original de Shelley y el Tao Te Ching, aludiendo a la fusión entre tradición europea y sensibilidad espiritual.
El rodaje se llevó a cabo en locaciones que, si bien recogen paisajes tradicionales del mito, como Escocia e Inglaterra, funcionan como telón de fondo de una narración que atraviesa culturas, emociones y lenguajes. Para del Toro, esta versión de Frankenstein no busca el susto fácil: su interés reside en el peso del trauma, la creación, la paternidad rota y la condición del otro como espejo de lo humano.
Mientras la película ya está disponible en plataformas de streaming tras su paso por festivales internacionales, la revelación de Isaac arroja una luz distinta: la de un relato que respira por y para voces latinas, aunque hable de mitos europeos. En este cruce cultural, la monstruosidad no es sólo horror: es herida, es reflejo, es identidad.
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