Rowan Atkinson: de ingeniero de Oxford al silencioso genio cómico que conquistó el mundo

Rowan Atkinson: de ingeniero de Oxford al silencioso genio cómico que conquistó el mundo

Ingeniero por formación, cómico por vocación: Rowan Atkinson supo combinar rigor técnico y humor físico para moldear al personaje de Mr. Bean, que sin casi palabras se volvió universal. Desde sus días universitarios hasta su estrellato en televisión y cine, su trayectoria es la prueba de que el talento se alimenta de curiosidad, disciplina y una chispa irreverente.


 

Rowan Sebastian Atkinson nació el 6 de enero de 1955 en Consett, en el condado de Durham, Inglaterra, el menor de cuatro hermanos. Sus padres, Eric Atkinson —empresario agrícola— y Ella May Bainbridge, fomentaron desde muy temprano su educación y curiosidad intelectual. 

 

Formación académica e ingeniería

Atkinson asistió primero a la Durham Chorister School y luego a la St. Bees School. Demostró aptitudes sobresalientes para las ciencias desde sus niveles escolares. Tras los exámenes de nivel A, con excelentes resultados en materias científicas, ingresó a la Universidad de Newcastle upon Tyne para estudiar Ingeniería Eléctrica.

Luego continuó su educación superior en The Queen’s College, Oxford, donde obtuvo una maestría (MSc) también en Ingeniería Eléctrica. Durante su tiempo en Oxford desarrolló tesis sobre control automático, en particular con lo que se conoce como “self-tuning control laws”, algo bastante técnico y poco habitual para cualquier persona que luego se dedicaría al espectáculo. 

Pero mientras se sumergía en circuitos, ecuaciones y abstractas teorías de ingeniería, Atkinson descubría otra pasión que lo llamaba con fuerza: la comedia. En Oxford empezó a colaborar con grupos teatrales y de revues universitarias. Fue allí donde conoció a Richard Curtis y Howard Goodall, quienes serían colaboradores constantes más adelante. 

Desde pequeño arrastraba cierto grado de tartamudez al hablar, de modo que siempre prefirió la comunicación con mínima verbalización. De ahí que sus sketches tempranos muestran ya ese estilo en el que la expresividad física, la mirada, las pausas —y muchas veces el silencio— hablan más que las palabras. 

 

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De sketch universitario a comediante profesional

No pasó mucho tiempo antes de que Rowan participara en festivales como el Edinburgh Festival Fringe, un espacio donde las ideas frescas, los talentos emergentes y las propuestas arriesgadas tienen cabida. A mediados de los años setenta, ya empezaba a ser reconocido por su comicidad poco convencional. 

Su talento lo llevó a trabajos más formales: en 1979 formó parte del programa de sátira y sketches Not the Nine O’Clock News en la BBC, que le dio visibilidad nacional. A partir de ahí, otras producciones como Blackadder lo confirmaron como un comediante capaz tanto de parodia sofisticada como de humor popular. 

 

Nace Mr. Bean: minimalismo cómico eficaz

El personaje que lo consagró internacionalmente, Mr. Bean, apareció oficialmente en televisión en 1990. Lo notable de Mr. Bean es que hace reír con muy poco: casi nada de diálogo, situaciones cotidianas transformadas en pasajes absurdos, un hombre infantil en cuerpo adulto, que ve el mundo con lógica incomprendida, que tropieza —a veces literalmente— con las convenciones sociales. 

Atkinson ha reconocido que se inspiró un poco en figuras como Jacques Tati, cuyo Monsieur Hulot también se mueve casi sin palabras por mundos estructurados, donde la ironía visual se vuelve un vehículo de humor universal. 

El humor de Mr. Bean funciona por contraste: la sencillez de la apariencia frente al caos que sus actos provocan; lo cotidiano que desobedece lo esperado; la expresividad corporal, la mímica, las pausas dramáticas y la gestualidad refinadas. Esa fórmula le permitió atravesar barreras lingüísticas y culturales, convirtiéndolo en un personaje amado en Hispanoamérica y el mundo. 

 

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Logros, personalidad y curiosidades

  • Atkinson no abandonó del todo su formación técnica: su título en ingeniería no es un mero adorno. Esa disciplina parece haberle dado estructura, paciencia, capacidad de análisis —elementos que se perciben en su timing cómico y construcción de sketches.
  • Además, es conocido su gusto por los autos, la ingeniería mecánica, cosas que parecen encajar con su curiosidad científica. 
  • Otro rasgo que siempre llama la atención es su perfeccionismo. Según entrevistas, Atkinson trabaja mucho el detalle —qué tan lejos puede llegar la rigidez del personaje, cómo usar mínimos recursos para causar máxima comicidad.
  • Aunque muchos lo piensan solo como Mr. Bean, su repertorio es más amplio: Blackadder, Johnny English, papeles secundarios en cine, apariciones en radio y teatro, demuestran que su talento no es monolítico. 

 

 

 

Con información e imágenes de:

Encyclopedia Britannica

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