El traductor hace la diferencia
Adán Kovacsics (Chile, 1953) es filólogo y traductor de ascendencia húngara, nacionalizado español, y reconocido por su larga trayectoria en la traducción literaria. Desde 1991 se ha dedicado casi exclusivamente a ese oficio, con un foco especial en autores húngaros y austríacos como Imre Kertész, Arthur Schnitzler y, sobre todo, László Krasznahorkai. En 2010 recibió el Premio Nacional a la Obra de un Traductor en España por esa labor.
Cuando en octubre de 2025 se anunció el Nobel de Literatura para Krasznahorkai, para muchos resultaba inevitable preguntarse quién traducía su obra al español. Kovacsics confesó que, aunque su nombre estaba entre los que se mencionaban como posibles traductores del autor húngaro, no esperaba verse en el centro de la noticia ese día. “Cuando me enteré sentí mucha alegría y emoción”, dijo en entrevista con Infobae.
Él mismo reconoce que traducir a Krasznahorkai ha sido un privilegio pero también un desafío constante. En sus palabras:
“La prosa y el ritmo del escritor húngaro no es fácil. Tiene incluso una novela de 400 páginas contada en una sola frase. ¿Cómo se puede traducir eso? Es una cuestión de musicalidad… no es una lectura complaciente.”

Para Kovacsics, la traducción exige ser un lector primerísimo, no copiar estructuras mecánicas, sino dejar que la lengua traducida “respire” según los rasgos del original, sin perder fluidez para el lector en español.
Además, alerta sobre un aspecto menos visible pero fundamental: el valor social y financiero del oficio traductor. En la entrevista con Infobae dice:
“La tarea de los traductores no siempre resulta lo suficientemente reconocida… eso hace que mi tarea sea aparentemente gris… Lo único que pienso es que debería estar mejor pagada.”
Una relación que supera los idiomas
La vinculación entre traductor y autor tiene matices casi personales. Kovacsics relata que su acercamiento comenzó por iniciativa de su editorial, Acantilado, que sugirió que tradujera Melancolía de la resistencia. Esa fue la puerta al resto de las obras del hoy Premio Nobel Krasznahorkai en español, incluyendo Tango satánico.
“Se estableció una relación muy bonita entre nosotros”, dice Kovacsics, aunque reconoce que ha habido períodos de acercamiento y lejanía entre autor y traductor. Aun así, el hilo de esa relación siguió firme a través de cada versión en español.
Un dato curioso: cuando Krasznahorkai visitó España para un encargo de la Fundación Ortega Muñoz, el primer sitio donde se hospedó fue la casa del propio Kovacsics. Se entendieron perfectamente.
Con información e imágenes de:
Todoliteratura.es
Vanity Fair Español
infobae