Tal día como hoy, en 1940, nacía el icónico presentador, humorista y productor que transformó el entretenimiento en República Dominicana con su risa contagiosa y su agudo sentido social. A 15 años de su partida, su ausencia se siente como un vacío en el prime time, pero su huella en el teatro, la radio y la televisión perdura en generaciones de espectadores.
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Freddy Reinaldo Antonio Beras-Goico nació el 21 de noviembre de 1940 en Santa Lucía, un distrito municipal de El Seibo, en el seno de una familia humilde y unida. Hijo de Máximo Ramón Beras Rojas y Angiolina Victoria Goico Morel, creció junto a cuatro hermanos en un hogar donde el cariño y la educación formaron los pilares de su carácter. Entre ellos destacaban Octavio Augusto "Tutín" Beras-Goico, locutor de radio, y Máximo Beras-Goico, psiquiatra, figuras que influirían en su sensibilidad hacia el arte y la comunicación.
La dictadura de Rafael Leónidas Trujillo marcó tempranamente su vida. En 1957, la familia escapa de la represión política y se exilia en Barranquilla, Colombia. Allí, en un entorno de adversidad, Beras-Goico completó parte de su formación escolar y desarrolló una sensibilidad social que lo definiría como artista comprometido. Lejos de su patria, el joven Freddy absorbía influencias culturales diversas, lo que le permitió ir forjando un humor que no solo divertía, sino que cuestionaba ácidamente las injusticias de la realidad. Su regreso a República Dominicana en la década de 1960 coincidió con un país en ebullición, y él se sumó activamente a la Revolución de Abril de 1965 del lado constitucionalista, un episodio que reforzó su vocación por el servicio público.
Los inicios artísticos de Beras-Goico se anclaron en el teatro, disciplina que cultivó desde joven como espacio de expresión libre y crítica social. Usualmente participaba en montajes que satirizaban la vida cotidiana dominicana, un terreno fértil para su ingenio. Esta etapa formativa le otorgó las bases de la actuación y la improvisación, esenciales en su posterior carrera televisiva.
De regreso al país, en 1959, Beras-Goico ingresó al mundo de la televisión como camarógrafo en Rahintel —hoy Antena 7—, el recién inaugurado medio que abría puertas a la innovación audiovisual. Su labor técnica fue breve: un día, el presentador del programa Sufra las consecuencias faltó, y Freddy fue improvisado en el rol. Aquel suceso fortuito reveló su carisma natural, lo que lo envió directamente desde bastidores al frente de las cámara. Posteriormente incursionó en publicidad y anuncios, siempre vinculado a la televisión, donde su versatilidad como técnico, publicista y animador se hizo evidente.
En paralelo, exploró la radio con programas de sátira política, donde imitaba a personajes de la época en sketches que capturaban el pulso social del momento.
El teatro representó para Beras-Goico un refugio creativo durante sus años formativos y un complemento constante a sus otros medios. Como actor y productor, montó espectáculos en el Palacio de Bellas Artes y el Teatro Nacional, en los que fusionaba humor con denuncias sociales. Sus puestas en escena, a menudo nocturnas y de corte satírico, abordaban temas como la corrupción y las desigualdades, temas que indudablemente atraían audiencias ávidas de reflexión envuelta en risas.
Algunas colaboraciones de figuras como Yaqui Núñez del Risco enriquecieron esta faceta, donde Beras-Goico no solo actuaba, sino que dirigía producciones que elevaban el nivel del arte escénico dominicano. Esta experiencia teatral infundió profundidad a su trabajo posterior, algo que lo transformaría en un narrador que usaba el escenario como podio para el cambio.
La radio y la televisión fueron los escenarios donde Beras-Goico alcanzó la cima de su popularidad, para posicionarse como un pilar del entretenimiento dominicano durante más de tres décadas. En la radio, produjo espacios humorísticos que reunían elencos estelares, mientras en televisión escaló con programas que mezclaban variedades, sketches y filantropía.
En 1973, fundó El Show del Mediodía y, ese mismo año, lanzó El Gordo de la Semana por Radio Televisión Dominicana, un nombre sugerido por Yaqui Núñez del Risco que aludía jocosamente a su figura un tanto excedida en kilos. El programa, que fue resonante, especialmente en Color Visión, evolucionó de vignettes cómicas diurnas a un variety show nocturno de culto. Allí, Beras-Goico dirigía un equipo legendario: Felipe Polanco (Boruga), Cuquín Victoria, Cecilia García, Milton Peláez, Nany Peña y Kenny Grullón, entre otros. Los sketches, plagados de improvisaciones y risas incontrolables, se volvieron emblemáticos; la carcajada de Freddy era tan contagiosa que a menudo desarmaba al elenco entero, provocaba fallos y todo redundaba en una comicidad memorable.
En 1987, estrenó Punto Final, un espacio nocturno más maduro, con invitados como Socorro Castellanos, Jatnna Tavárez y su sobrina Ivonne Beras, que exploraba temas adultos con elegancia.
Beras-Goico también incursionó en la música como autor y productor de especiales televisivos, siempre con un enfoque en la accesibilidad cultural.
Y también abordó un rol como filántropo, a través de la Fundación El Gordo de la Semana. Allí amplificó su impacto: colectas en vivo para los necesitados lo posicionaron como "el comunicador del pueblo", un defensor incansable de los derechos de la ciudadanía dominicana.
Casado dos veces —primero con la cantante Luchy Vicioso, con quien tuvo a Freddyn y Ernesto, y luego con Pilar Mejía, madre de Laura Marie y Geancarlo—, Beras-Goico equilibró familia y fama. Era primo de Charytín Goyco y tío de Ivonne Beras, por lo que su red familiar tejía conexiones valiosas en el mundo del espectáculo.
Freddy Beras-Goico falleció el 18 de noviembre de 2010 en el Mount Sinai Hospital de Nueva York, a tan solo tres días de cumplir 70 años, víctima de un cáncer de páncreas que le habían diagnosticado en 2008. Su partida enlutó a la nación; miles velaron sus restos en el Palacio de Bellas Artes antes de su sepultura en Puerta del Cielo. Homenajes póstumos, como el de los Premios Casandra 2011 y la película Freddy —estrenada en 2023 por su hijo Giancarlo—, perpetúan su memoria.
Quince años después, “El Gordo” Beras-Goico sigue siendo sinónimo de alegría auténtica y compromiso cívico. Su carrera, tejida en teatro, radio y televisión, no solo entretuvo, sino que unió a un país en risas y reflexiones compartidas.
En este 85 aniversario, su eco resuena: un recordatorio de que el verdadero espectáculo nace del corazón.
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