El universo de la moda internacional vive días de luto tras la muerte de Giorgio Armani, ocurrida el 4 de septiembre, a sus 91 años. El diseñador italiano, considerado uno de los arquitectos de la elegancia contemporánea, será inhumado el lunes 15 de septiembre en una ceremonia privada, de carácter estrictamente familiar. La discreción ha marcado cada momento del proceso fúnebre, en consonancia con el estilo sobrio y reservado que caracterizó la vida personal de Armani.
Previo a las honras de sepelio, miles de admiradores y personalidades de la moda acudieron a la capilla ardiente instalada en el Teatro Armani de Milán, donde se vivieron escenas de profundo respeto. Allí, amigos, colaboradores y ciudadanos rindieron tributo a un hombre que redefinió el vestir masculino y femenino a través de un lenguaje estético basado en la sobriedad, la comodidad y la atemporalidad.
La despedida definitiva tendrá lugar en la capilla familiar del cementerio de Rivalta di Piacenza, donde reposan también los padres y el hermano mayor del diseñador. Diversos medios internacionales señalan que la misa fúnebre se celebrará en la iglesia de San Martino, en la misma localidad, con la asistencia de allegados y figuras cercanas al creador. No se esperan actos públicos, lo que reafirma la voluntad de un adiós marcado por la intimidad.

Un legado imborrable
La partida de Giorgio Armani representa el cierre de un capítulo esencial en la historia de la moda del siglo XX y XXI. Su legado va más allá de la creación de un imperio que abarcó desde la alta costura hasta la hotelería de lujo. Con una visión revolucionaria, impuso un estilo elegante sin excesos, donde la línea depurada, la paleta sobria y la comodidad se convirtieron en un sello universal.
El “maestro de la moda” deja tras de sí no solo una marca global, sino un concepto estético que seguirá influyendo en generaciones de diseñadores. Su discreta despedida contrasta con la magnitud de su obra, recordando que, para Armani, la verdadera grandeza residía en la elegancia silenciosa.