Cuando arrancó ayer la Semana de la Moda de Milán, el desfile no fue solo una pasarela de prendas, sino una reivindicación del legado. El recientemente fallecido astro de la moda Giorgio Armani, figura decisiva del estilo italiano, fue el corazón simbólico de esta edición.
En la Pinacoteca de Brera se inauguró una exposición con unas 150 piezas icónicas de Armani, incluidas sus últimas creaciones, muchas de las cuales trabajó hasta poco antes de su muerte. La Cámara de Comercio de la Moda Italiana, a través de su presidente Carlo Capasa, la definió como la forma de celebrar “los valores creativos, empresariales y humanos” del diseñador.

Nuevas promesas
Pero no todo fue mirada al pasado: esta edición también marcó el inicio de nuevas eras creativas. Demna, tras su paso por Balenciaga, asumió el reto en Gucci con una presentación más íntima que convencional —se habló de una película como formato expresivo. En Versace, Dario Vitale hizo su gran debut como director creativo en un evento íntimo el viernes, sustituyendo a Donatella Versace, justo en medio del cambio de propiedad de la casa hacia Prada. También destacaron los estrenos de Louise Trotter en Bottega Veneta y Simone Bellotti en Jil Sander.
El calendario oficial tampoco dejó de lado a los grandes nombres de siempre: Prada, Dolce & Gabbana, Max Mara, Fendi, Roberto Cavalli y Ferragamo presentaron sus colecciones femeninas de primavera/verano 2026. Se dejó claro que esta edición representa un puente entre la memoria de un maestro y los nuevos desafíos de una industria que busca reinventarse ante la crisis del lujo global.
Con información e imágenes de:
El Tiempo
Vogue Business
Yahoo Noticias
Reuters