Orígenes y contexto histórico
El movimiento llamado Realismo florece en Europa como reacción al Romanticismo, especialmente en Francia a mediados del siglo XIX. Busca retratar la vida cotidiana, la sociedad tal como es, sin idealizaciones.
Más tardíamente surge el Naturalismo, con autores como Émile Zola, como una evolución del Realismo, pero intensificando su mirada hacia factores biológicos, sociales y ambientales que condicionan al individuo.
Características fundamentales del Realismo
- Objetividad en la descripción de personajes y ambientes, con interés por lo social y lo moral.
- Influencia de la ciencia y los desarrollos sociales de la época, como la Revolución Industrial.
- Autores representativos: Honoré de Balzac, Gustave Flaubert, Stendhal, Guy de Maupassant.
Lo que distingue al Naturalismo
- Gran énfasis en el determinismo: el individuo es visto como producto de su herencia y de su entorno.
- Descripciones más crudas de la realidad, incluidos aspectos patológicos, sociales marginales o condiciones extremas de pobreza.
- Émile Zola como figura central: impulsa el Naturalismo como continuidad del Realismo, pero llevando más lejos el método científico aplicado a la literatura.

Autores destacados del Siglo XIX francés
Henri Beyle “Stendhal” - conocido por su aguda observación psicológica y su estilo, que sentó bases para el realismo decimonónico.
Honoré de Balzac – considerado uno de los padres del Realismo, su obra La Comedia Humana es un retrato sociológico extenso de la sociedad francesa.
Gustav Flaubert – emblema del Realismo francés, meticuloso en el uso del lenguaje; su obra se enfoca en lo real, pero con una estética cuidadosa.
Émile Zola – representante del Naturalismo; sus novelas muestran cómo las circunstancias y la herencia afectan de forma inevitable al ser humano.
Guy de Maupassant - Fue discípulo de Gustave Flaubert, pero continuó la línea del Naturalismo. Es considerado uno de los más grandes cuentistas franceses
Aunque el Realismo y el Naturalismo comparten raíces y cierta estética similar, su límite —esa “delgada línea”— radica en cuánto se muestran los condicionantes del ser humano, cuánta objetividad se mantiene y hasta qué punto el autor se adentra en lo biológico, lo social y lo patológico. Ambos movimientos han dejado una huella profunda en la novela moderna al mostrar que las historias humanas están moldeadas tanto por lo interno como por lo externo.
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