Tejer instrumentos desde el átomo: Premio Nobel de Química 2025

Tejer instrumentos desde el átomo: Premio Nobel de Química 2025

La Real Academia de Ciencias Sueca ha concedido el Premio Nobel de Química 2025 a Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar Yaghi por su labor pionera en el desarrollo de redes metal-orgánicas, estructuras químicas porosas capaces de interactuar con gases y moléculas de formas hasta ahora desconocidas.


 

El premio y sus fundamentos

ESTOCOLMO - El galardón, que distribuye un monto de 11 millones de coronas suecas entre los laureados, se justificó por la creación de una “nueva arquitectura molecular” cuyos recovecos permiten almacenar, filtrar, capturar o liberar sustancias con precisión. 

La Academia comparó estas redes con un bolso encantado, en el que un volumen reducido alberga un espacio interno sorprendentemente vasto —aludiendo al famoso bolso de Hermione, de Harry Potter— para ilustrar su capacidad de almacenamiento molecular. 

Los MOFs se componen de nodos metálicos conectados por eslabones orgánicos que conforman una especie de entramado cristalino con cavidades regulares. Gracias a esa estructura, pueden adsorber moléculas, intercambiarlas, catalizar reacciones o actuar de filtro molecular según su diseño. 

 

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Robson gestó las primeras versiones rudimentarias ya en 1989, combinando iones de cobre con moléculas orgánicas para formar cristales porosos que, sin embargo, carecían de estabilidad. Kitagawa y Yaghi, en etapas posteriores, resolvieron problemas de robustez, selectividad y funcionalización, lo que permitió que los MOFs sean efectivos en múltiples tareas prácticas. 

Entre las aplicaciones ya probadas se incluyen: la captura de dióxido de carbono (CO₂), la extracción de agua del aire seco, la remoción de contaminantes persistentes (los tristemente célebres “forever chemicals”) del agua, la separación de gases y el almacenamiento de hidrógeno. 

En palabras de Kitagawa, uno de los laureados: 

"Mi sueño es capturar aire, separar CO₂ u oxígeno y convertirlo en materiales útiles con energía renovable”. 

 

Contexto y desafíos

El premio llega tras aquellos de Medicina y de Física, en el marco de una semana de alta expectación científica. 

Que los MOFs sean hoy reconocidos con un Nobel da cuenta del tránsito de una curiosidad académica hacia una tecnológica de gran promesa. No obstante, la transición al uso industrial sigue enfrentando retos de síntesis, escalado, estabilidad a largo plazo y costos. 

La American Chemical Society, a través de su presidenta Dorothy J. Phillips, resaltó que este premio subraya:

“La fuerza más grande de la química: diseñar y construir estructuras moleculares que respondan a los desafíos globales”. 

 

La organización estadounidense también celebró el carácter internacional del reconocimiento. 

Además, quienes han analizado el proceso del comité sueco alertan que la rigurosidad para elegir candidatos es extrema: el jurado considera no solo el mérito científico, sino también la evidencia de impacto y sostenibilidad

 

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Mirada hacia adelante

Este galardón proyecta un mensaje claro: la química avanzada, cuando se orienta a problemas reales, mantiene un papel central en las transformaciones del siglo XXI. La lucha contra el cambio climático, la escasez de agua y la contaminación química estarán entre los campos más beneficiados si los MOFs logran posicionarse como herramientas confiables y económicamente viables.

Además, el Nobel refuerza la idea de que la innovación en materiales —lo que muchos llaman “química del mañana”— puede tejer una nueva narrativa de sustentabilidad: no solo consumir menos, sino hacer sustancias que interactúen con el mundo con menor desperdicio y mayor selectividad.

 

 

 

Con información e imágenes de:

Reuters

AP News

Chemistry World

The Guardian